El arte de
tomar decisiones está basado en cinco ingredientes básicos:
Información
Estas se
recogen tanto para los aspectos que están a favor como en contra del problema,
con el fin de definir sus limitaciones. Sin embargo si la información no puede
obtenerse, la decisión entonces debe basarse en los datos disponibles, los
cuales caen en la categoría de información general.
Conocimientos
Si quien
toma la decisión tiene conocimientos, ya sea de las circunstancias que rodean
el problema o de una situación similar, entonces estos pueden utilizarse para
seleccionar un curso de acción favorable. En caso de carecer de conocimientos,
es necesario buscar consejo en quienes están informados.
Experiencia
Cuando un individuo soluciona un problema en
forma particular, ya sea con resultados buenos o malos, esta experiencia le
proporciona información para la solución del próximo problema similar: Si ha
encontrado una solución aceptable, con mayor razón tenderá a repetirla cuando
surja un problema parecido. Si carecemos de experiencia entonces tendremos que
experimentar: pero sólo en el caso en que las consecuencias de un mal
experimento no sean desastrosas.
Por lo
tanto, los problemas más importantes no pueden solucionarse con experimentos.
Análisis
No puede hablarse de un método en particular
para analizar un problema, debe existir un complemento, pero no un reemplazo de
los otros ingredientes.
En ausencia
de un método para analizar matemáticamente un problema es posible estudiarlo
con otros métodos diferentes. Si estos otros métodos también fallan, entonces
debe confiarse en la intuición. Algunas personas se ríen de la intuición, pero
si los otros ingredientes de la toma de decisiones no señalan un camino que
tomar, entonces ésta es la única opción disponible.
Juicio
El juicio es necesario para combinar la
información, los conocimientos, la experiencia y el análisis, con el fin de
seleccionar el curso de acción apropiado. No existen substitutos para el buen
juicio.
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